¿Qué es la práctica de Movimiento?

Antes de nada, quisiera dejar claro que este artículo es de opinión. Todo lo que se expone no es más que un conjunto de reflexiones desde nuestra perspectiva sobre el campo de la práctica de Movimiento.
No tenemos la verdad absoluta, solo tratamos de recoger una serie de ideas esenciales de nuestra filosofía para que te puedan servir de guía.

Lee con respeto, pero no te olvides de reflexionar. Explora el arte de pensar para encontrar tu propia filosofía. Observa con una sonrisa cada paso de tu camino, y jamás abandones tu mente de principiante.

¡Ah!. Cabe avisarte de que se trata de un artículo largo, y a veces algo denso por su profundidad. Podría ser interesante que tuvieras una libreta o tu diario cerca para ir apuntando las ideas que te resuenan o que quieras indagar., y permítete el tiempo suficiente, en un ambiente tranquilo, para entender y reflexionar lo que creas necesario.

Empecemos.

La vida nunca es estancamiento. Es movimiento constante, movimiento sin ritmo, pues nosotros cambiamos constantemente. Las cosas viven moviéndose y ganan fuerza mientras lo hacen.”

-Bruce Lee

Uno de los aspectos que me inició en este magnífico camino con el Movimiento fue reconocer el grave impacto de nuestro estilo de vida contemporáneo. Y no me refiero solo a las secuelas físicas, evidentes para el ojo, sino también a las repercusiones en la totalidad de nuestro Ser.

Pude experimentar en primera persona la dura realidad de cómo nuestra relación actual con la actividad física, a menudo vista más como una carga que como una expresión gozosa y natural del Ser, fomenta una conducta nada o poco saludable.

Y las consecuencias fueron más que claras. Cada vez me volvía más rígido y limitado. La fatiga se apoderaba de mí mientras los dolores aparecían y me alejaban de cualquier tipo de bienestar (físico, mental o espiritual).
Todo esto acabó afectando a cómo me relacionaba con mi entorno y mi interno; separándome de mis capacidades, de mi desarrollo y de mi Ser.

Por suerte, encontré cierto impulso para salir del sedentarismo con la escalada (y un poco de crossfit/calistenia). Aunque mi movimiento en esta disciplina fuera bastante deficiente, me adherí a ella como un lagarto a su roca.
Dediqué algún tiempo a desarrollarme, conocerme y crecer con este deporte, empezando a conectar con aspectos más profundos que los que la misma actividad me sugería. Era un camino de autodescubrimiento, donde cada agarre y cada ascenso se convertían en un diálogo íntimo con mi esencia.

Sin embargo, acabé chocando con un techo; y no precisamente porque fuera un buen escalador. Si bien es cierto que recuperé algunas de mis capacidades, seguía encontrando límites en mi expresión con el movimiento.
Mejoraba, sí, pero aún me enfrentaba a innumerables carencias (físicas y mentales) que no comprendía y que me apartaban del sentido que anhelaba. Me “movía” en una dirección que no atendía a la raíz del problema: mi relación con la actividad física.

Fue entonces cuando me encontré la práctica de Movimiento, una perspectiva que me permitió explorar y redescubrir mi Ser de una forma completamente nueva. Como si hubiera abierto la puerta a un universo desconocido lleno de posibilidades.

Pero, qué es eso del Movimiento

Esta pregunta, que me han planteado innumerables veces, no encuentra respuesta fácil. Al observar el Movimiento, nos enfrentamos a un concepto amplio, abstracto, que no se deja capturar en definiciones claras o precisas. De hecho, su belleza radica en su naturaleza cambiante, en cómo su significado se transforma a medida que avanzamos en el camino.

Y es que las verdaderas cualidades del Movimiento sólo pueden conocerse a través de la experiencia directa, requiriendo de nosotros una consciencia plena para su comprensión. Esto nos mantiene siempre vigilantes, con una mente de principiante, abiertos a la impermanencia de todas las cosas y recordándonos la verdadera esencia de la vida.

Sin embargo, a pesar de ser un concepto inefable, voy a intentar abordar este dilema para tener un primer mapa que guíe el inicio de tu viaje. Aún así, no te apegues a ésta explicación teórica, pues se convierte en una definición incompleta y cerrada. Como bien dijo Alfred Korzybski: el mapa no es el territorio. No te aferres ni te limites a él.

 

1. Empecemos por el principio y deconstruyamos

Creo firmemente que la forma en que se entiende y practica la actividad física en la actualidad es fundamentalmente errónea, tanto por enfoque (“porque” nos movemos) como por ejecución (“cómo” nos movemos). Esta perspectiva, que desgraciadamente es la imperante en el mundo contemporáneo, no solo está fracasado en el resultado, con consecuencias como altos índices de sedentarismo o desequilibrios corporales causados por los enfoques limitados del deporte y el fitness tradicional; sino que pierde de vista la esencia del movimiento humano en su forma más pura y expresiva.

Lo que hoy se conoce por educación física (aquí englobo deporte, fitness, etc) es un edificio en ruinas; sustentado en pilares obsoletos que priorizan la especialización prematura, el rendimiento a corto plazo y una visión estrecha de lo que significa estar ‘en forma’.

Nos encontramos en una era donde la cuantificación del ejercicio – cuántas calorías quemamos, cuántos kilómetros corremos, cuánto peso levantamos – ha eclipsado la calidad y el propósito del movimiento. Hemos perdido la conexión con el aspecto lúdico y exploratorio que es vital para nuestro desarrollo físico y mental. Además, la hiperespecialización en deportes y actividades físicas específicas ha llevado a sus practicantes a un desbalance en el desarrollo corporal, mental y espiritual que pocos se atreven a admitir, causando una serie de resultados poco atractivos: lesiones, carencias corporales, limitaciones mentales…

La solución a este problema no es sencilla, pues requiere un cambio radical en nuestra percepción y enfoque hacia la actividad física. Necesitamos derribar ese “edificio” para empezar a construir uno que se base en la diversidad, en la comprensión del cuerpo y en la conexión entre la mente y el movimiento. Un enfoque que celebre la exploración, la adaptabilidad y la creatividad, y que reconozca la importancia del Movimiento en todas sus formas.

El “porqué” y el “cómo” nos movemos necesitan ser reconsiderados para poder alzar un templo que nos honre. Empecemos por el primer ladrillo.

 

2. La práctica de Movimiento

Teniendo este lienzo en blanco, podemos empezar a dibujar y definir en qué consiste el Movimiento y su práctica (actividad física).

El Movimiento es la única forma de interactuar con nuestro entorno e interno.
Es la singular manera de relacionarnos con los que nos rodean, pues cualquier acto de comunicación lleva implícito algún movimiento; desde la respiración y circulación sanguínea hasta las acciones del sistema nervioso.

No hay opción de elegir si movernos o no, pero sí que tenemos la oportunidad de ser conscientes y escoger cómo lo hacemos. Esto nos invita a ser responsables de dicho movimiento; pues las decisiones que tomemos serán las direcciones que éste coja, influyendo en todo lo que hacemos. Me atrevería a decir que nuestra conciencia frente a tal hecho resulta crucial para coger, en cierto modo, las riendas de nuestra vida.

Ahí empieza todo. Ahí empieza la práctica de movimiento.

La práctica de Movimiento es un cambio de paradigma respecto a la actividad física que aboga por un enfoque más holístico y generalista que las visiones tradicionales al respecto. Va mucho más allá del ejercicio por razones estéticas o de rendimiento, y se centra en el movimiento como una expresión fundamental de la vida humana.

Esta nueva perspectiva contempla una amplia gama de disciplinas, filosofías, técnicas y el vínculo entre éstas para enfatizar la importancia de moverse de maneras funcionales y variadas, promoviendo una comprensión más profunda y enriquecida de la relación del practicante con su Ser y el entorno.

No se trata simplemente de una serie de ejercicios programados o una lista de movimientos que conseguir, sino de un proceso continuo de aprendizaje y adaptación, donde cada paso es una oportunidad para descubrir y desafiar nuestras propias limitaciones.

Al abrazar este enfoque, comenzamos a ver la actividad física no como una tarea o una obligación, sino como una celebración de lo que significa estar vivo. Cada paso, cada salto, cada giro se convierte en una expresión de nuestra humanidad, una afirmación de nuestra presencia en el mundo. La belleza inherente en la capacidad de nuestro Ser por expresarse.

 

El Movimiento cómo filosofía y expresión de vida

Esta nueva relación con la actividad física nos enseña que el Movimiento es más que ejercicio; es una forma de arte, una meditación, una conexión con el mundo. No solo mejoramos nuestra salud física, sino que también enriquecemos nuestra experiencia de vida, abriendo nuevos caminos de desarrollo y autoconocimiento.

En próximos artículos indagaremos más sobre los principios de la práctica de Movimiento y los beneficios de la misma. En éste solo te dejo la portada de un hermoso libro que empezar a explorar.

Te animo a ver el Movimiento no solo como una práctica, sino como una filosofía de vida que abraza tu ser completo y te inspira a moverte con conciencia, alegría y libertad. Que éste sea el primer paso en tu viaje hacia una comprensión más profunda de lo que significa moverse y estar vivo.

Disfruta de tu práctica y sonríe.

Muchas gracias,

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