Los 4 principios de la práctica de movimiento
En el anterior artículo del blog hablaba sobre algunos aspectos que dificultan el entendimiento de la práctica de Movimiento para aquellos que no la han experimentado (o incluso llevan muy poco en este camino). En este mismo artículo me autosentenciaba, muy a mi pesar, diciendo que definiría y enmarcaría dicha práctica en algunos principios.
Como lo prometido es deuda (o eso dicen), en este artículo voy a explicarte, desde mi punto de vista, los 4 principios que toda práctica de Movimiento debería tener. 4 conceptos que todo profesor debería fomentar en sus enseñanzas para crear una guía en pos del autoconocimiento, crecimiento y emancipación de sus alumnos.
Mas esto no debe ser una realidad inmutable, sino un primer paso para encaminar tu dirección. El camino con el Movimiento es inefable, puramente experiencial. De hecho, este escrito es solo un manifiesto de mi Ser en el presente; una parte de mi filosofía consecuencia de mis experiencias y tan cambiante como los árboles de hoja caduca. Puede que hoy esté de acuerdo con estas ideas para mañana decidir llevar mi corriente hacia otro lugar. Y estará bien, siempre y cuando este presente en el camino de auto conocerme.
Así pues, lee con humildad y consciencia plena todo lo que hoy te expongo para, como decía Bruce Lee: coger lo que te sea útil, desechar lo inservible y añadir aquello exclusivamente tuyo. Obsérvate, descúbrete y encuentra tu expresión más honesta.
Manifiesto sobre la búsqueda de la práctica
Algunos de los grandes obstáculos con los que nos encontramos los practicantes de movimiento aparecen cuando intentamos definir dicha actividad, tanto a una persona externa como a nosotros mismos. Y es que el ser humano requiere de establecer límites y definiciones para poder comprender y operar en la realidad, sobretodo si quiere prosperar. Necesitamos estructuras y marcos de referencia para dar sentido a nuestra experiencias y organizar el conocimiento.
La práctica de Movimiento representa un desafío para tal aspecto; pues aunque comprendamos que el Movimiento es Todo, debemos buscar una dirección clara para desarrollarnos. Todo inicia en un marco pequeño, específico y simple, y luego aspira a la expansión e integración. Ahí es donde tiene sentido entender el Movimiento desde unos principios, los cuales nos proporcionarán una cierta orientación y rumbo. Nos darán un primer mapa del territorio; el cual nos debe invitar a reflexionar, modificar, añadir, descartar y encontrar nuestra propia versión.
Mi visión actual de este camino contempla la integración de 4 principios que deben estar presente a corto, medio y largo plazo en nuestra práctica de Movimiento. Estos son la visión generalista, la sincronización, la complejidad y la profundidad.
Pero la práctica de movimiento no solo busca la capacitación física general, sino que también nutre la creatividad y la capacidad de adaptación a nuevas situaciones o desafíos. Así, un enfoque generalista se alinea con la idea de que una mayor variedad de recursos y habilidades nos proporcionarán una mayor adaptabilidad en aquello a lo que nos expongamos.
El aprendizaje y el desarrollo son procesos continuos. La práctica de movimiento se aleja de la idea de alcanzar un nivel de maestría en un área específica para seguir un viaje de aprendizaje y mejora constante en múltiples aspectos del movimiento. Abraza el dicho “alumno en todo, maestro en nada” para fomentar una actitud de humildad en cada proceso. Mente zen, mente principiante.
Pero todo esta visión generalista no tiene sentido si no se busca coherencia, equilibrio y sincronización con aquello que se practica. Es decir, perderemos gran parte de la esencia de la práctica de movimiento si no encontramos la forma de equilibrar de manera coherente los bloques a los que nos exponemos (el camino del medio entre entrenar fuerza y movilidad sería un vago ejemplo) ni conseguimos vincular los conocimientos de las distintas áreas que trabajamos.
El vínculo y la sincronización de aquello que aprendemos en las distintas prácticas es un punto crucial del tema que estamos abordando, y es para mí uno de los principios de la práctica.
2. SINCRONIZACIÓN
Nazareth Castellanos, doctora en neurociencia e investigadora científica últimamente orientada a la meditación, ve la sincronización biológica como un componente esencial de la salud humana. Defiende que este principio incide en todo; desde nuestras funciones corporales básicas hasta nuestra salud mental y social. Una buena sincronización es, para ella, la clave para mantener un equilibrio saludable en la vida; algo que algunas escuela antiguas, como el Taoísmo, ya explicaban sin el respaldo de tanta ciencia.
La sincronización es uno de los principios de la biología, y así se cumple en nuestro cuerpo/mente. Este acto de comunicación entre distintas partes es el pilar que sostiene la organización, consciente o inconsciente, de nuestra complejísima estructura. Sin esta cooperación no existiría nada, tan solo una gran variedad de partes que actuarían aleatoriamente sin cumplir con un ningún fin común.
La sincronización en la práctica del Movimiento trata de buscar una armonización profunda de diversos aspectos del entrenamiento para lograr un desarrollo holístico. Esta visión enfatiza que el cuerpo, la mente y el espíritu no son entidades separadas, sino partes de un sistema complejo que debe funcionar en conjunto. La idea central es que, al igual que en los sistemas biológicos, donde la sincronización es fundamental para el correcto funcionamiento y la supervivencia, en la práctica del Movimiento, la cooperación y coordinación de diferentes bloques de entrenamiento son esenciales para alcanzar un equilibrio y eficacia óptimos.
Como ocurre en cualquier sistema, aquellas partes que van por libre tienen menos probabilidad de prosperar que las que trabajan en cooperación con otras. En el caso del autocuidado, si centro las práctica en solo un aspecto, como podría ser la fuerza, todos aquellos sistemas que no se muestren presentes tienden poco a poco a apagarse. En este contexto, la sincronización de conocimientos de distintos bloques de entrenamiento implica una comprensión profunda de cómo cada aspecto del movimiento y la capacidad física se relaciona y contribuye al bienestar general. Por ejemplo, al integrar el entrenamiento de fuerza con prácticas de coordinación, equilibrio y agilidad, se fomenta no solo un desarrollo muscular equilibrado, sino también una mejor conciencia corporal y una mayor eficiencia en el movimiento. Esto refleja la idea de que todos los sistemas del cuerpo, desde el músculo-esquelético hasta el neurológico, deben ser estimulados y desarrollados en conjunto, evitando la sobre-especialización que puede llevar a desequilibrios y limitaciones en la capacidad de movimiento general.
Por otro lado, la sincronización de los distintos recursos adquiridos, tanto conscientes como inconscientes, debe ser un proceso enfocado en el entendimiento profundo del movimiento en su esencia. Capacidades y habilidades como el desplazamiento de peso, la transición fluida entre baile y lucha, la resolución de problemas…, son principios fundamentales que forman la base de esta práctica. Estos elementos no solo representan técnicas o habilidades aisladas, sino que son manifestaciones de una comprensión más amplia de cómo nuestro ser interactua y se expresan a través del movimiento.
La sincronización efectiva de estos recursos implica no solo el desarrollo de habilidades individuales, sino también la capacidad de integrarlas en un todo cohesivo y adaptable. Por ejemplo, el desplazamiento de peso no es solo una habilidad física, sino también una metáfora para la adaptabilidad y la fluidez en la vida y en el movimiento. De manera similar, la transición entre baile y lucha simboliza la habilidad de moverse entre diferentes estados y respuestas, adaptándose a los desafíos y oportunidades que se presentan. La capacidad de resolver problemas y ser elástico va más allá de la flexibilidad física; representa una mentalidad abierta y creativa, capaz de enfrentar situaciones nuevas y desafiantes con una actitud de aprendizaje y adaptación.
El objetivo es fomentar no solo un cuerpo físicamente capaz, sino también una mente que comprenda la complejidad y belleza del movimiento humano. Estorefleja la convicción de que la verdadera maestría en el movimiento proviene de un entendimiento profundo y una sincronización entre todas las partes del ser, llevando a una expresión de movimiento que es fluida, eficiente y en constante evolución.
3. COMPLEJIDAD
La cualidad de complejidad es la manifestación de la unión de varios elementos que se enlazan formando un todo. En movimiento, ésta se nos mostrará como un sistema complejo que nos exigirá la sinergia de distintas capacidades para adaptarnos.
A medida que los individuos aprenden a sincronizar los recursos de los que dispone, logran un crecimiento integral. Esta sincronización no es solo física, sino que también involucra aspectos cognitivos y emocionales, permitiendo un desarrollo total. Este proceso de crecimiento es gradual, donde la expansión es una aspiración constante.
La complejidad no es un fin en sí misma, sino un medio para explorar y expandir los límites del propio ser. Se manifiesta como la unión de varios elementos que se entrelazan para formar un todo cohesivo que requiere la integración y sinergia de diversas capacidades. La adaptación a este sistema implica no solo la habilidad física, sino también la capacidad de pensar, sentir y reaccionar de manera coordinada y fluida. Este enfoque multidimensional exige que los practicantes utilicen todas sus habilidades adquiridas, desafiándolos a enlazar recursos y conocimientos de diferentes áreas para manejar situaciones dinámicas y a menudo impredecibles. La complejidad aquí se convierte en un desafío que impulsa el crecimiento y la adaptación.
En resumen, este principio muestra como el camino debe llevar las herramientas y habilidades adquiridas en un entorno estructurado y ordenado hacia la gestión del caos (de lo simple a lo complejo). Esto significa aplicar lo aprendido en situaciones menos predecibles y más fluidas, donde la improvisación y la adaptación se vuelven cruciales. Este paso de lo ordenado a lo caótico es lo que define la verdadera dificultad del reto en la práctica de Movimiento. Los practicantes deben ser capaces de utilizar su entrenamiento de manera creativa y flexible, enfrentando desafíos que requieren una combinación de fuerza, agilidad, coordinación, y también inteligencia emocional y cognitiva.
4. PROFUNDIDAD
El cuarto principio de la práctica de Movimiento, enfocado en la profundización del ser, representa el núcleo esencial donde convergen los otros tres principios anteriores. Se basa en la exploración profunda del ser, buscando una jornada de autoconocimiento y autorrealización que trasciende los límites del entrenamiento físico convencional. Es decir, no en la mirada puesta en todo lo que voy recogiendo en el exterior, sino observar cómo interactúa mi interior.
Así pues, los tres principios anteriores son la ayuda para cumplir con el fin del cuarto. La visión generalista sirve como fundamento, proporcionando una base de habilidades y capacidades diversas que preparan al practicante para un viaje más profundo hacia el autoconocimiento. La sincronización, por su parte, actúa como un catalizador, alineando los aspectos físicos, mentales y espirituales del individuo en un todo coherente y armónico. Esta alineación permite una comprensión más profunda del ser y facilita un desarrollo integral. La complejidad, como tercer pilar, desafía al practicante a aplicar y adaptar sus habilidades en contextos dinámicos y cambiantes, preparándolo para navegar por la incertidumbre y el caos de la vida diaria. Esta exposición a la complejidad no solo refuerza la adaptabilidad y resiliencia, sino que también propicia una introspección más profunda y un entendimiento más rico del propio ser.
El camino hacia la profundidad es, por lo tanto, un viaje hacia del ser hacia el ser. Es búsqueda de la unidad y el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu; una exploración de la naturaleza humana en su totalidad. Fomentando este aspecto de escarbar capas dentro de nosotros, cada movimiento, cada respiración y cada momento de conciencia se convierte en una oportunidad para el autoconocimiento y el desarrollo personal. Este principio, quizá el más importante, invita a los individuos a sumergirse en sí mismos, a descubrir sus potenciales ocultos, y a expresar su verdadero ser a través del movimiento (todo).
El camino del movimiento es, al menos para mi, un camino hacia la autenticidad, la creatividad y la transformación integral. Una senda de 4 principios que no son más que la posibilidad de reencontrarnos, sanarnos y volver a enamorarnos de la autentica esencia de la vida.
Disfruta de tu práctica y sonríe.
Muchas gracias,