De lo simple a lo complejo. De lo natural al arte.
Del cuerpo al ser.
Este apartado es un manifiesto sobre mi filosofía de movimiento. Todo lo que se expone no es más que un conjunto de reflexiones desde mi perspectiva sobre este campo.
No tengo la verdad absoluta, solo trato de recoger una serie de ideas esenciales de mi filosofía para que puedas entender que nos mueve (nunca mejor dicho) y, quizá, leas algo que te pueda servir de guía.
Lee con respeto, pero no te olvides de reflexionar. Explora el arte de pensar para encontrar tu propia filosofía. Observa con una sonrisa cada paso de tu camino, y jamás abandones tu mente de principiante.
FILOSOFÍA MOVEMENT SPIRIT
Desde que inicié el desarrollo de la escuela, supe que la metodología de ésta siempre estaría influenciada por el ideal base de mi filosofía: el equilibrio.
Sobre esta misión de “siempre buscar el equilibrio” (always looking for balance) he construido, y sigo haciéndolo acompañado, un enfoque propio respecto a la práctica de Movimiento; diseñando así el método fenomenológico que uso en mi aprendizaje y, luego, en mi enseñanza.
Cabe aclarar que el ideal de equilibrio que defendemos no consiste en un balance continuo. Apegarnos a ello no sería sensato. La vida nos muestra constantemente que lo único que permanece es el cambio. Nada es estático, ni si quiera la misma naturaleza; por lo que resulta poco inteligente creer que el equilibrio pueda serlo.
La manera en que observamos la virtud del equilibrio es como la habilidad de recuperar el balance cuando lo perdemos; por eso lo buscamos, no nos apegamos a mantenerlo. Como ocurre en fenómenos como la homeostasis o la autorregulación de un ecosistema, se trata de un proceso dinámico de reequilibrio constante.
La práctica de movimiento es ese espacio dónde poder exponernos y aprender en procesos de reequilibrio. Por eso creo que dicha práctica debe ser observada, casi de manera contemplativa, como una oportunidad para crecer; tanto si se ejecutan los movimientos de forma satisfactoria como, y sobretodo, si “caemos” al realizarlos. Y lo más importante: cómo llevar todo lo que me aporta la práctica de movimiento para resolver los verdaderos desafíos a los que me voy a enfrentar en el resto de áreas de mi vida.
Este es el enfoque que da forma a mi manera de entender la práctica de movimiento.
¿Qué es la práctica de Movimiento?
La práctica de Movimiento es una visión, no un método ni una disciplina. Se trata de una filosofía de vida que entiende la importancia de observar cómo nos movemos, pues esto influye directamente en quién somos y en la potencialidad de cambiar/mejorar.
¿Recuerdas que en el apartado anterior, el de escuela, te decía que estaba declarando la guerra al status quo?. Pues la práctica de movimiento es precisamente eso: un cambio de paradigma respecto a la actividad física que aboga por un enfoque más generalista e integral que las visiones tradicionales al respecto. Va mucho más allá del ejercicio por razones estéticas o de rendimiento, y se centra en el movimiento como una expresión fundamental de la vida humana; poniendo el foco en observar la manera de relacionarnos con nuestro entorno y nuestro interno.
Los 3 pilares de nuestra práctica
Nuestra filosofía contempla la práctica de Movimiento desde una perspectiva generalista e integral que busca expansión y sinergia. Sin embargo, en un mundo tan amplio como es el del movimiento, necesitamos una brújula para no perdernos; pues sin un guía, carecemos de la dirección que nos acerca a la posibilidad de expandir nuestro potencial.
Aparece, pues, la necesidad de tener unos puntos cardinales presentes en la práctica para encontrar un camino. Unos pilares que sostengan nuestro desarrollo.
Los tres pilares en los que se debe centrar la práctica de movimiento son el autocuidado, la expresividad y el autoconocimiento. Este es el sistema de coordenadas que utilizamos para construir todas nuestras prácticas de movimiento. Es la forma de ver y rectificar, desde un mapa mental, la dirección y el equilibrio de nuestra práctica.
El autocuidado, la expresividad y el autoconocimiento; la brújula para guiarnos en el camino del movimiento.
AUTOCUIDADO
Lo primero que busca esta filosofía es recuperar la capacidad, cultivar la consciencia y construir una base que permita adaptarse a la práctica. A grandes rasgos: reconquistar el movimiento humano.
La verdadera salud no es más que un ideal, pues la perfección es inalcanzable; siempre puede ocurrir algo que te haga perder el equilibrio que dicho ideal manifiesta.
Sin embargo, la sabiduría no aparece en el apego al equilibrio, si no en el trabajo por recuperarlo, por crecer. Es por eso necesaria la búsqueda activa de este ideal pero con la reflexión pertinente para no convertir el amor al autocuidado en miedo, frustración, obsesión, apego… Igual que tantas filosofías antiguas han transmitido, la salud es estar en sintonía con nuestra naturaleza a un nivel holístico.
Longevidad, vitalidad, sentido.
EXPRESIVIDAD
De lo sencillo a lo complejo, de lo natural al arte. Una de las capacidades que nos definen como humanos es la creatividad, y el Movimiento no se abstiene de ello.
Descubrir, aprender en nuevos campos, vencer miedos, exponerse a nuevas situaciones con el fin de expresarnos, igual que lo hace el artista con sus obras. Eso es lo que nos mantiene en la práctica: la curiosidad por exponernos a diversas situaciones en las que expresarnos.
El arte es la manera de transcender nuestra naturaleza, de pasar a nuevos estadios de desarrollo con el movimiento. Es exponernos a nuevas situaciones, cada vez más complejas, con el fin de conocernos y expandir nuestro potencial.
AUTOCONOCIMIENTO
El fin más elevado de la práctica. Y es que la atención plena y consciente inquiere en el conocimiento de uno mismo en todos los campos. Además, este conocimiento no se queda solo en la práctica; sino que es fácilmente extrapolable al resto de áreas de nuestra vida, convirtiendo la práctica de Movimiento en una enseñanza para ésta. Es por eso necesaria la completa atención del practicante, no solo en la práctica sino en sí mismo; comprobando que ocurre con su cuerpo, con su mente, con su ser.
Solo la práctica honesta, en la que se usa el movimiento como un medio no como un fin, es cuando el practicante adquiere la información que le lleva a un estadio de desarrollo más elevado: la expresión más honesta de su propio Ser.